lunes, 4 de enero de 2016

Cuenta atrás

Uno de los motivos por los que a día de hoy aún mantengo este blog es para poder hacer de vez en cuando un poco de arqueología sobre las ideas e intereses del que fui. Mis ideas en los últimos años han cambiado mucho. Cosas que antes defendía ahora me parecen nefastas y viceversa. No es que haya cambiado de opinión en todo, pero sirva para hacerse una idea que incluso escribí una entrada defendiendo las diputaciones. ¡Las diputaciones! El mayor nido de corrupción de este país y yo andaba por ahí defendiéndolas. En fin, no voy a hacer sangre de mi yo del pasado, pues no va por ahí la reflexión que quería hacer.

La cuestión de fondo es que he podido cambiar de opinión en muchísimos aspectos, desde la política hasta la ética. Casi cualquier cosa es capaz de interesarme como para ponerme a leer sobre ella, especialmente si hay algo que tengo que hacer. Eso se traduce en que, sin ser experto en ningún área, tengo conocimientos básicos en muchos campos (hasta un nivel de absurdo considerable, todo hay que decirlo), lo que me permite relacionar conceptos con otros afines y enmarcarlos dentro de contextos más amplios. En resumidas cuentas, que aprendo rápido. Todavía.

Y ese todavía es el quid de la cuestión. Poco a poco la adquisición de nuevos conocimientos se va haciendo más difícil y se ralentiza el ritmo de aprendizaje. No hay más que preguntarle a alguien que se haya intentado aprender un nuevo idioma o sacarse el carné de conducir a partir de los 40. Por supuesto se sigue aprendiendo pero cada vez cuesta más. Supongo que progresivamente dejaré de cambiar de opinión con facilidad y mis planteamientos serán cada vez más consistentes. Una lástima la verdad porque me encanta descubrir que mi opinión sobre algo era errónea (o al menos muy incompleta).

Editado: poco tiempo después de escribir esto acabé inmerso en una historia rocambolesca de esas que solo le pasan a los personajes de las novelas o al primo de la amiga de tu vecino del cuarto. La consecuencia directa, además de una secreta anécdota extremadamente divertida, es que es mejor no estar tan seguro de uno mismo cuando dice que "jamás haría algo así".

No hay comentarios: